Espejo de letras


La vida es horrible
Y por favor no me digas que
Tiene un lado bueno
Cada segundo que pasa
Dura una eternidad
El amor que todos dan
Se pierde en el olvido
La estupidez sombría
Regresa a cada persona
Mi fe y esperanza
Poco a poco.
Son destruidas.
Las mentiras cotidianas
Y
Los funestos demonios,
Dominan a
Mi alma y espíritu
Soy infeliz
Y nunca te diré que
La vida es hermosa


Ahora léelo desde abajo hacia arriba

Canto a Uróboros: la serpiente eterna




Soy silencio a la hora de hacer ruido
Soy oscuridad a la hora de brillar
Soy vida a la hora de morir
Soy vacío a la hora de totalidad
Soy miedo a la hora de valentía
Soy amor a la hora de odiar
Soy verdad a la hora de mentir
Soy todo a la hora de nada
[…] y nada realmente a la hora de todo

Soy opuesto y complemento, soy un ciclo, soy razón.

Soy esto y soy aquello, soy la luna, soy el sol.

Soy la madre, soy el padre, soy pecado, soy virtud. Soy el cielo y el infierno, soy canción, soy destrucción.

Soy el todo, soy la nada, soy el frio y soy calor.
                                   Soy suspiro, soy tristeza, soy feliz, soy salvación.

Sobre la forma de los sueños


Cuando duerma esta noche, sé que me despertaré antes de despertar, 
También sé que soñaré antes de volver a soñar. 
Mientras me recuesto algo en mí se prepara.
Imágenes de otra galaxia bañan a mis levitadas pestañas.
Néctar visual de colores deformes, pinta y da  forma a la nada, 
Comienzo a nadar sobre agua salitrosa, sonora y seca, escucho voces de dioses y sé que es hora de parar...

Pero el tiempo no para, pero separa y repara, para eso mi lengua es eterna y un tanto blasfema. Sobre los árboles el viento vaga buscando la dirección indicada para comenzar a silbar, pero el tiempo no salva ni ampara, para eso mis ojos ven sobre el cielo su reflejo como dos remolinos restañables.